miércoles, 7 de abril de 2010

Madrid desolado solo para mi.

Suena la alarma de un coche. El ruido se pierde por un madrid desértico.
Las nubes abrazan los edificios y vosotros tristemente lo llamais niebla.
El intercambiador de Atocha, ningún coche está en movimiento, todos en medio de un atasco sin rumbo y sin conductores; desolado.

Parpadean las luces del coche que grita confundido entre la multitud, tiene la puerta del copiloto abierta, tiene la ropa de una persona colocada sobre el asiento como si su propetario se hubiese evaporado.

En el suelo, pinceladas de sangre y de pincel se uso el cuerpo de una persona con movimiento lento.

Sigue desde el suelo hasta la Gran via, serpenteando por los coches, casi formando palabras para que algún espectador espacial.

El rastro entra en uno de los principales hostales de la gran via, sube las escaleras de madera antigua, pasa el recividor sin guarda, llega a La Habitacion abierta, la puerta está escupida toda Ella, y El tumbado en la cama, en posicion fetal, lleno de sangre.

Solo se puede oir el goteo de la sangre que se acumula por las fibras de la sabana y decide caerse.

Madrid callado. Solo eres el sitio por donde camino, te pisare tantas veces sea posible y necesarias.

1 comentario:

  1. y entre muerte y muerte miro a la ventana, con la vana esperanza de ver que Madrid se consume entre llamas...

    Lo que escribiste me hizo aocrdar un poco a esa cancion...cuantas veces no habre seguido el rastro de sangre dejado en alguna vereda, como al pasar, cualquier domingo a la madrugada...ojala nunca despertemos en el sueño de la ciudad, podriamos no volver mas...

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Soledad acompañada

Estas solo, no hay nada cerca de ti, no hay calor humano.

Gente que ya no Entran, pero que en su día entraron.

Cronopios.

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